Thursday, December 27, 2007

¿La tecnología a nuestros pies?

El discurso tecnológico se vende con éxito como vanguardia de lo social, y logra un gran poder modelador sobre el bicho humano. En el mercado argentino, por ejemplo, hay un modelo de “zapatillas inteligentes”, que regulan automática y constantemente la presión del acolchado sobre el pie. Dos sensores electromagnéticos miden, cada 20 milisegundos, la presión de la pisada; envían el dato a un chip ubicado en la entresuela, que lo compara con la presión óptima (predeterminada al estrenarlas mediante un par de botones) y, en función de esa evaluación, ordena a un micromotor que realice las correcciones necesarias, ajustando o aflojando. ¡Atención, dolores de espalda y rodillas, tienen los días contados! Evidentemente, un paso revolucionario del producto. Pero el paso forma parte de un andar más amplio y deja ver su dirección.

[Sigue]

El cybercafé de la esquina

De madrugada es el momento en que más se nota la cantidad de cybercafés que atestan la ciudad. Sobre todo desde la casi extinción de los kioscos 24 horas a expensas de la prohibición ibarrista de vender bebidas (alcohólicas). Cuando aparecieron a montones, los cybers fueron vistos como un caso más del género otrora ejercido por los parripollos y las canchas de paddle. Pero la moda no es tal si permanece, y hay un mundo en los cybers. O miles: las faunas varían por lugares y por horarios, y el mosaico social es tan amplio como pueda pensarse: serios ajedrecistas vía web, pornografílicos compulsivos, esforzados laburantes a distancia; de todo, incluyendo los indevelables. Cada uno en su mambo, todos comparten el dispositivo material de realización de prácticas...

[Sigue]

Thursday, December 13, 2007

Seguro que no sé

Calvos adoquines, zen,
emergen del oscuro
reflejan el alumbrado
en sus cúpulas:
desparejas,
separadas protuberancias
nalgas deformes pero
todas paradas duras.

Grietas entre ellos;
no grietas: canaletas
negras caos,
delta de sombra,
suelo inalumbrado,
invisible. Adoquines, y sobre debajo:
fe.

A Pato, a Fede, a Liber.

Monday, December 10, 2007

BASES DEL CICLISMO COMO PENSAMIENTO URBANO

1. Cara de roce con lo real
2. Gnoseología geográfica urbana
3. Relación con uno expandido
4. Propuesta de tiempo; política
5. Casco y la estética de la ciudad: definición.
6. El casco y la invisibilidad del porro
7. Cromañón como la falta de ciudado de sí

Tuesday, December 04, 2007

Desde la alegría que da

Camaradas: que un sueño acabó ya nos dijeron, pero no que todos los sueñitos. El jueves 6 hacemos la última Juntada de Ensayos en Vivo 2007; el espacio cumple un año y será honrado con invitados de lujo (no vulgaridad: lujo sudado).

- Rubén J. Mira, el rojo agitador, traerá sobre la espalda un muerto con estigma de resaca, para capitalizar la vida.
- Pablo Húpert, el pausa man, propondrá cómo leer la actualidad a pesar de la prensa.
- Patricio D. Suárez + Agustín J. Valle repartirán los sabores de un ensayo ricotero no redondo.
- Sebastián Alonso, el crooner de Almagro, preguntará por los ángeles y qué es hoy un ministro de economía (en ciertas cosas, el Diablo siempre es neutral).

Apostamos a las palabras por el poder extra discursivo del habla. Protege del último secuestro: el de tu estado de ánimo.

Pero el Plus es el ajo:
- Las cuerdas de Facundo Gorostiza, sabias como anciano e inocentes cual niño, se trenzarán con las de Suárez en un ensayo musical sobre los Redondos.
- La música oficialísima de la novela Guerrilleros, hecha por Mauss, llegará desde Concordia.
- Y nos comeremos a Cristo ordenados por el chef Alejandro A. Lorenzo.
Todo con el ceremonial de Lipszyc (mirado de cerca por Burkart), las especias del Aíta Nigger y la telepatía gestora de Pezzola

La corporización es eventual. Todo está bien preparado para cerrar los ojos.

La última vez se cantó cima: magia. ¡Con cuántas ganas los invitamos!
A la octava Juntada de EEV
A las 21 del Jueves 6.
La invitación invita a traer fruta.
La entrada es sin dinero.
En el CC Pachamama , Argañaraz 22, entre Israel y Lavalleja (a 150 mts de Lavalleja y Córdoba).

# X

Hay cierta nostalgia paranoica sobre el libro. Los soportes de texto precedentes (sin cuyo éxito no hubiera sido deseable algo que los excediera), empero, no tienen fieles románticos. El libro, con su fácil reproducción y difusión y su mayor longevidad, no les dejó ni un recuerdito.
En esas dos cualidades internet y las placas informáticas lo superan, a su chance. Frente al chip y la pantalla, ahora del libro se festeja, en curioso temor profético, su tangibilidad; mucho menor (bidimensional y más homogénea), las vueltas de la vida, que la de sus antecesores pétreos.

Una casa con diez pinos

Tiene que estar escrito
que las macetas cargan la violencia de la conquista huamana de la vida natural toda, es decir que lo que las macetas introducen en las casas nos conecta mucho menos con el mundo "natural" que con la historia del artificio cultural y la capacidad técnica entendida como control del entorno. Tener una planta es tener primero que nada una maceta: plástico o cerámica, su materialidad es de sometimiento y su imaginario de comunión.

Y algo que podría aportar al pensamiento de lo cual lo anterior sería un punto, es la constatación de que
en las computadoras, bandera de la fascinación tecnológica, los monitores cada vez tienen mejor definición y demás y la ostentan, por ejemplo, en las imágenes automáticas que mantienen la pantalla en movimiento cuando la dejamos igual equis minutos. Esas secuencias vienen pregrabadas y cada vez encuentro más que consisten en reproducciones de flores, de cascadas, del océano, de animales exóticos: el valor intrínseco de la tecnología (concluyendo desde esta única premisa) se prueba en su capacidad de emular la naturaleza.

Para estas cosas habría que hacerse un puto tiempo para pensar.

Thursday, November 08, 2007

El cover de Bifo

Escrito para y leido en la séptima Juntada de Ensayos en Vivo

Hace cosa de un año puse un blog. Eso me dejó dos opciones: o cuelgo textos o yo me cuelgo. Lo bauticé “Sólo las cosas”, abreviatura de una frase que me gustaba: “sólo las cosas podrán aún salvarnos”. La idea más o menos era que atribuyéndole valor de cosas a las cosas podíamos evitar la tediosa mismidad posmodernista, tan lúcida para detenerse en el sinsentido letal que hay detrás de todo.
Me gustaba la frase y se la atribuía a José Ortega y Gasset, pero después me di cuenta de que no estaba seguro, y fui a buscar los libros suyos que leí y no la encontré. Tal vez no busqué bien, o tal vez la frase la había inventado yo, tal vez inspirado por alguna otra cosa de Ortega y por eso la asocié con él, o tal vez la había escuchado o leído en otro lado, quién sabe. El hecho es que la idea se había hecho un lugar, entre lo que Ortega y otros y yo dejamos en mí, y aparecía, la idea, útil frente a la vida. Hay que tener cuidado pero no temor a hablar de la vida, la vida es como Dios: nunca la tenemos frente a frente como tal, pero está en todas partes.

Antes de elegir “sólo las cosas”, cuando pensaba en poner el blog, tenía otra opción: Gerundio. Incluso llegué a registrar ese nombre, pero no prosperó. Recuerdo que Fede Levín se preguntaba por las cartas (escritas) no enviadas; creo que en los blogs registrados y no desarrollados hay un rubro familiar, que también nos deja entrever la diversidad de mundos alternativos entre los que se abre paso el mundo.
Gerundio era una bandera, una consigna, una toma de partido, carajo, en defensa del pensamiento y contra la temporalidad mediática del estímulo-respuesta inmediato y la carrera loca por estar clic a clic en el mundo. Porque el gerundio es el mientras, el durante, es la aceptación de que cada acto, cada momento, está afectado por otros planos presentes, es el refugio de la complejidad de una temporalidad gruesa, tridimensional, mientras que la supresión del gerundio dice que en cada instante hay una cosa, qué joder, primero una y después otra, a una velocidad enorme que permite la multiplicación al infinito de escenas lisas.
Esta defensa del gerundio no profundiza en que el verbo básico de la humanidad y de las cosas todas, conjugado en su correcto modo, es siendo. El ser es la mentira de un estar sustantivado; todo está siendo. Eso dejémoslo dicho nomás. Quedémonos en la idea -que sé que estoy esbozando y no terminando de plantear puntillosamente- de que aniquilar los gerundios, y hay una militancia contra ellos, es cómplice del automatismo de las acciones tan característico de nuestros días, automatismo gracias al que se reproducen millones de prácticas y discursos aún bajo sensación generalizada de ausencia de sentido en la vida social. A pesar de que casi nadie cree en lo que hace, casi todo el mundo hace y dice una barbaridad de cosas.

De esto habla Franco Bifo Berardi, de la muerte de los gerundios. Bueno, más o menos. Lo considera una mutación antropológica y lo llama pasaje del humano alfabético al humano videoelectrónico primero y digital después. Estas palabras que uso para los tan distintos “contextos cognitivos” de formación de mentes y cuerpos puede sonarle a cada uno de distinto modo pero a nadie puede no sonarle: el tipo se atreve a pensar la época. Una época cuya genealogía es complicada, como todas, pero cuya visibilidad señala en la guerra del golfo de 1991, como primer acontecimiento con difusión global instantánea.
Ahí hay tres rasgos: la instantaneidad de la comunicación, la apertura constante del canal comunicativo y la globalidad de su alcance, que son la piedra de toque en la mutación de la especie a la que asistimos, de la que somos parte, desde la que hablamos. No sé ustedes, pero mi mayor habilidad física consiste en digitar mi dirección y contraseña de mail.

El tipo piensa qué le pasa al alma y al cuerpo cuando están atravesados por un estrato inorgánico como es la red. El hace décadas que piensa y explora los soportes de la inteligencia colectiva, la radio, la tele; hoy, internet. La materialidad inmaterial que habilita el puro presente. El nuevo Edipo, arroja Bifo, en tanto es cada vez más la pantalla, por sobre la madre, la ventana por la que entra el mundo, las palabras, las imágenes, las referencias entre imágenes, palabras y cosas. Y en la pantalla el pensamiento es de información pura, de conexión de imágenes, de desplazamiento ultra veloz entre escenas, y no tanto de profundidad y detenimiento. Dice Bifo que las generaciones criadas bajo el paradigma visual digital manejan unas 650 palabras, contra 2000 de los adultos criados alfabéticamente, pero que tienen muchísima más capacidad combinatoria. Este cambio no es ni bueno ni malo, es irremediable.

Esa red es el soporte de nuevos modos de ser, de producir. Por un lado, en el régimen de la imagen, lo que vale para las mercancías es su universo simbólico. El “espíritu”, la “onda” de la marca es lo que les permite apelar a los sentimientos más íntimos de todos nosotros. Mediante lo que Bifo llama “movilización publicitaria del psiquismo”, lo deseable y lo imaginable viene dado bajo la batuta de un discurso que en la ciudad no nos deja escapatoria, un discurso siniestro al insistirnos sin cesar que elijamos, que seamos nosotros mismos, diferentes y únicos. Hace poco había una propaganda de afeitadora que mostraba caritas con distintos dibujos de barba y decía, no como propuesta sino entre signos de admiración, o sea imperativamente, “¡lookeate!”. La tiranía del update, dice Sibilia: estás compelido a autogestionarte entre centenares de ofertas hechas por otros.
Pero estábamos en los nuevos modos de ser y de producir del capitalismo (en una “fase” donde se ha consolidado la curiosa expresión “en tiempo real”). Bifo dice que el proceso de producción actual ya no genera paradigmáticamente obreros sino personas que están pensando todo el tiempo cómo engancharse; en ese sentido todos, pero todos, somos empresarios de nosotros mismos: ese es el triunfo del capital.
La red no incorpora personas, incorpora momentos. No hay nadie conectado ni nadie desconectado: la red se beneficia con algunos momentos tuyos y desprecia otros. Biffo llama a esto capital recombinante: no es la jornada de ocho horas, son ciertas ideas, ciertos gestos, ciertas capacidades comunicativas tuyas que el capital recombina para su valorización.
Esos momentos que el capital convierte en sus insumos, son intervenciones que muchas veces requieren un bagaje específico, que es en definitiva el que está puesto a trabajar, y ese bagaje no es otra cosa que la conexión con muchísimos otros momentos y producciones. Y es también ahí donde el capital se nutre de todas las facultades humanas y ya no sólo de la fuerza de trabajo. Por ejemplo los llamados creativos, que muestran cómo la imaginación se pone al servicio de la una llana reproducción.

La recombinación arbitraria de fragmentos es el modo contemporáneo de existencia, dice Bifo. Lo que existe son fragmentos a componer, sin regla de composición; cada uno tiene que ingeniárselas para ver cómo con los fragmentos que tiene, o sea que es, compone una vida. Nos salvamos de la jornada laboral pero estamos sometidos a una autogestión híper exigente; la frustración también puede ser una no resistencia física a eso.

La frustración. De eso también habla Bifo, que más o menos es Diego, ¿ya les dije eso? Yo casi no leí a Bifo, todo lo que me llegó fue mediante Diego Sztulwark. Pero bueno, los nombres, las ideas, los ecos. Bifo es causante de estas palabras de un modo que sería arduo, sino imposible, reconocer del todo, pero más que nada Bifo es el nombre con que circulan unas palabras no transmitidas con instantaneidad –o sea que afectaron sensiblemente a los cuerpos en los que habitaron.

Estaba en la frustración. Porque Bifo también se mete con eso: piensa, por ejemplo, las crisis económicas como depresiones de masas. Piensa la alianza entre la red online al servicio del capital y la industria farmacológica que te permite no parar, estar siempre conectado, productivo, etcétera.
Pensar las depresiones es pensar la crisis del sentido. Para Bifo, y no creo que sea el único, el sentido es una inversión libidinal, inversión no en el sentido de dar vuelta sino de poner. Atribuirle a las cosas valor de cosas. El sentido no viene del mundo sino que lo construimos por prepotencia de las ganas. Ahora bien, ¿qué pasa cuando los canales de conexión con el mundo están saturados de cosas que nos invaden? ¿Se obtura la posibilidad de invertir, de insertar en el mundo una energía que signifique las cosas y lo haga más vivible?
En nuestra sociedad hay un desinvestimento del campo social, dice Bifo, es decir, una sensación de ajenitud, de que nada hace sentido ni vale la pena. Pero ese desinvestimento se reinviste en el trabajo, a modo individual, en lo que Pablo Hupert llamó, aquí mismo, el proyecto personal. El trabajo, según Bifo, es el lugar del narcisismo: es el momento en que constatamos absolutamente nuestra existencia. Y por lo tanto estamos proclives a abandonar tiempo de goce físico por trabajo: autoexplotación. El narcisismo se juega en el proyecto personal, desde allí se inviste, individualmente, el mundo, y es un caldo para la depresión, porque hay un diferencial entre las expectativas puestas en eso y lo que vuelve. Frustración.
No se trata de poder decir “trabajo en lo que me gusta”, esa es la gran trampa. Porque la frustración deviene de que lo que te gusta se vacía de sentido en cuanto queda inscripto en ese régimen de autoexplotación. Acaso lo que a uno le gusta es una relación con el tiempo más que otra, y no tanto el contenido de la tarea. Porque cuando “hacer lo que me gusta” se convierte en un mandato rutinizado según pautas ajenas, el modo de su efectuación lo arruina.

El proyecto personal frustra también porque su individualismo intenta negar cuánto lo que hacemos es parte de una enorme cadena de cooperación social. Las palabras que usamos, la información que tenemos, todo porta a los otros. No es que este proyecto personal nos desvincule literalmente de los demás; al contrario, está volcado a los otros, pero el problema es que los otros, desde esta lógica, aparecen como consigna, como expectativa y demanda, como mero recurso. Desde el proyecto personal, como dice Chiche Gelblung, uno no tiene amigos sino contactos.
Entonces en los dispositivos vinculares postalfabéticos lo que hay es una reducción al mínimo de la alteración a la que los otros pueden inducirnos. Se obturan los posibles. Y proliferan las conexiones a distancia, los puros intercambios de información, los mails porque el teléfono te obliga a preguntar cómo estás y saber qué está haciendo en ese momento y a escuchar la voz, ya es demasiado. Como si hubiera algo de la pura conexión que se arruina con la presencia. Como si la presencia del otro tuviera un exceso molesto y pudiera ser regulada cada vez más como amenazante para la reconfirmación de lo que uno es.

Frente a todo esto Bifo propone: recuperar soberanía sobre el tiempo. Liberar tiempo. Y no es que el niño rico que vive al pedo, ni que el desocupado en banda, tengan de por sí tiempo. Uno es dueño de su tiempo, dice Bifo, cuando es feliz perdiendo tiempo. Como dice uno de los únicos textos firmados por Patricio Rey: amo a mis redondos porque desperdician la vida a toda velocidad. Porque lo que se pierde cuando se pierde tiempo sólo es pérdida en los parámetros del capital.
Hay que generar la sensibilidad capaz de detectar la sana pérdida de tiempo, la pérdida que es ganancia. Hay un momento en que el gasto de tiempo se revela fortificante; nuestra apuesta es que venir acá no sea un gasto de tiempo sino una inversión que produzca alegría.
Y acá podemos hacerlo porque hay un cuidado infinitesimal de la presencia. No es común un lugar donde al oír el timbre todos decimos “pero qué boludo, si está abierto”. Uno atraviesa esa puerta abierta y de movida se nota que la relación entre los cuerpos se rige bajo otros códigos: por ejemplo, mirar a los ojos a un desconocido no te lleva a escuchar “qué te pasa loco” sino un “hola, cómo va”, o si alguien te toca el hombro desde atrás no es el miedo el sentimiento que prima, porque aquí aceptamos que nos necesitamos, que nunca sabemos del todo qué pueden darnos los otros ni qué puertas podemos abrirles, aquí habitamos una desnudez pletórica fomentada claramente en el baño: allí, en la instancia de intimidad mayor, un cartel invita: no sea usted.

Ensayos en vivo, 7° edición: así se presentó

Queridos coetáneos:

Algo en las cosas reclama volverse mundo. A qué negarse pues: mejor pedir perdón que permiso.

Este miércoles 7 se ensayará:

1. Infantilización y adultización: el pan nuestro de cada día (Elina Aguirre, la psicóloga que cambió diván por hamaca)

2. El fin del tiempo, otro nuevo antropo –Cover- (Agustín J. Valle sobre Bifo, quien tal vez diga presente)

3. Sobre los nombres (Martín Lipszyc, el filósofo de voz más aireada)

+ Suárez hace música, Pezzola-Burkart comida y Aíta lo suyo.

Los invitamos a macerar en cerveza la fiera trama de nuestra fragilidad. Y ver qué pasa.

A las 21 hs compartiremos panes y peces; tipo 21:30 los ensayos.
Es un asalto: proponemos traer una fruta.
En el CC Pachamama - Argañaraz 22 (entre Israel y Lavalleja).

Ah, otra cosa sobre Lost

Una de las críticas contra Lost que escuché repetidamente apunta a la decepción futura: “están todos enganchados como giles y dentro de tres años capaz el final es malísimo y se comen un garrón de novela”.
En esa crítica se esconde Lucifer. Porque en la idea de que un final “malo” anula retroactivamente el valor de todo el enganche, anida una concepción respecto del sentido de la experiencia, para la cual el presente no tiene valor sino como plataforma hacia el mañana. El goce actual sólo es real si se confirma (realiza) al final del camino.
Es la moral cristiana del sacrificio –moral compartida por la militancia partidista de izquierda- donde cada paso se piensa únicamente en función del objetivo final; nunca estamos donde estamos.
¿Y si pensamos en un camino que no tiene un tesoro esperándonos al final sino árboles con frutas todo a lo largo, en los costados? El camino es el tesoro. Lost presenta una ética: el imperio de lo actual.

Wednesday, September 12, 2007

Lost, el acierto ontológico

Presentado en la sexta juntada de Ensayos en Vivo

1.
En la isla tenemos una nueva vida, todos nosotros.
La isla es un paradigma de la morfología social actual. La isla como posibilidad radical: hoy un tipo puede vivir sin salir de su casa. Auguran para dentro de un par de años que el 25 por ciento de la PEA mundial trabaje desde su casa; no importa tanto el detalle del acierto profético como lo aceptable de su imagen: lo isleño como tendencia.
Pero a diferencia de La isla, a nosotros no nos separa y une (como simultáneamente separa y une el cemento a los ladrillos) un océano macizo, oscuro e insondable, sino un fluido híper veloz que resulta enceguecedor por su profusión de líneas. Muchas de cuyas corrientes nos tienen como blanco, lo que posibilita, en una paradoja material, que hagamos isla. Estar en contacto con todo habilita el aislamiento.

2.
En efecto Lost no sería lo que es, o sea, Lost no sería una mutación en los regímenes sociales de la inteligencia, de no ser gracias a dos industrias: internet y el delivery.
Tanto la cobertura territorial del delivery como la reunión virtual universal de la red son premisas del acontecimiento Lost. Pero entonces también lo es la industria imantera. Y el libre intercambio de archivos en la red. Sucede que la cadena de causas de la cosas es insondable, y por eso para evitar remontarla, la vedamos con el cartelito de la palabra caos.
Baste por ahora, para entrever la radicalidad de la mutación que Lost efectúa y muestra, señalar que llamamos serie de televisión a lo que entra en nuestras vidas a través del videoclub o del ciberespacio. La televisión ya no está confinada a sí misma.
Porque la televisión también adquiere nueva vida gracias a esta isla: su entorno material, la disposición física humana que produce (la situación televisiva), torna arcaicas las imágenes que teníamos sobre ella.
Y demás está decir que los personajes tienen una nueva vida en la isla. Porque súbitamente, el entorno varía radicalmente, impidéndoles reproducir las imágenes que cada uno tenía de sí mismo en el mundo.

3.
Escuché a muchos cocainómanos sospechar de Lost. Tan irrefrenable es el enganche que, pensándolo desde sus experiencias a mano, le asumen algún efecto colateral pernicioso. Como si fuera un estímulo que esclaviza a quien lo recibe a repetir la operación de consumirlo, modelando su deseo. Adictos a Lost.
Sin embargo, Lost, situación casera si las hay, dista de la insociabilidad de la cocaína. Deja no una resaca sino un sedimento productivo, como mínimo para charlar con amigos.
De todos modos este temor cocainómano vale como síntoma. Síntoma de una vitalidad del producto: se reproduce a sí mismo.
Así, hay distintas generaciones de losteanos. En este momento por ejemplo hay miles de personas pensando cómo harán para, cuando empieza la cuarta temporada, aguantar la espera entre un capítulo y el siguiente.
Lost es una serie que siempre pide más de sí misma –en rigor, no de sí misma, sino de su incesante variabilidad. Es una historia (tan sólo imágenes, sonidos, palabras) cuyo consumo, en vez de generar agotamiento o desgaste, produce siempre la energía que la demanda renovadamente. Lost, a diferencia de su trama, no es un accidente. Lost es causa de sí.

4.
Causa de sí, como dice Spinoza respecto de la sustancia. Pero no quise homenajear a Spinoza sino a la propia serie, que también tiene guiños a filósofos modernos. Eran guiños ocultos hasta que Clarín los señaló (como si el mero gesto fuera aporte alguno). Algunos personajes se llaman como filósofos cuyas obra aluden a la situación en al isla, al estado de naturaleza y de sociedad, a la otredad, al estatuto de las causas, a los modos del entendimiento humano. Ahora bien, en Lost no hay transmisión de la sofisticada cultura que sus hacedores demuestran poseer, no hay panfleto. En todo caso niveles de lectura posibles. Porque el conocimiento no está cargado en la trama sino operando en su génesis; Lost no comunica filosofía sino que está construida con preocupaciones filosóficas.

5.
Pero todavía falta un punto respecto de esta capacidad de enviciar a la gente que tiene Lost. La implicación, la identificación, el hecho de que sintamos físicamente el miedo o el vértigo o el alivio de los personajes, muestra, además de maestría narrativa, aciertos de los productores/guinistas en un diagnóstico de la actualidad socio-ontológica, por así decir, del universo de espectadores.
Todas las emociones, las ideas, las lógicas con que se constituyen las vitalidades en conflicto en esa isla, en tanto nos producen intensidades, hablan de nosotros. Porque los efectos de algo hablan tanto de ese algo como de la superficie en que se producen como efectos. La trama, pues, toca problemas reales para nuestras vidas, problemas que encuentran en esa isla un escenario de existencia, de visibilidad, de puesta en juego.
Estos puntos a los que me refiero podrían llevarnos días de charla. Algunos pueden ser mencionados rápidamente en una lista no del todo caprichosa:

- La problemática enredada del azar, la determinación y la voluntad.
- De la adaptabilidad frente a panoramas variables.
- La toma de decisiones sobre un suelo incierto y móvil (donde es la decisión la que debe decidir los términos del problema sobre el que interviene).
- La gestión de la información como elemento clave en la organización vincular y situacional (tanto entre los personajes como de la serie a nosotros).
- La conectividad como recurso más preciado de todo espacio

- La inexistencia de una altura trascendente que ordene jerarquías de valores.
- El mal como una ilusión que esconde que lo único que hay son diversas perspectivas capturándose. Nadie se piensa como malo.

- El pasado como causa pero también como terreno a constituir desde el presente

- La pluralidad de sentidos desde los que puede realizarse una misma acción cuando los actos colectivos no está insertos en grandes relatos preexistentes y de signo inequívoco, lo que conlleva a
- Inestabilidad (o caducidad) de toda alianza
(¿No es este un punto ineludible, por ejemplo, para pensar el cacerolazo?)

- La técnica como superadora del hombre mediante el dominio de la naturaleza, bajo riesgo de colapso planetario, y la posibilidad de lo sobrenatural.

- Hay incluso personajes que son ideas en sí mismos. Y esto no es un abuso de interpretación, porque dentro de la trama otros personajes arrojan definiciones de estos que digo, observaciones sobre su comportamiento. Personajes: vectores de sentido en la situación/quilombo de la isla, una forma de ver la vida y de operar en sociedad.
- De Benjamin Linus, por ejemplo, líder nato, se dice que es manipulador, que “logra que pienses lo que él quiere: pensás que tenés una idea pero en realidad es su idea”. ¿No asume ese tipo el carácter ineficaz, inconducente, de todo sometimiento que sobrepase en violencia a la llana instalación en el otro del deseo que se quiere que tenga? ¿Y no es esa dominación mediante el placer la operatoria propia del capitalismo contemporáneo?

- Ah, John Locke. La filosofía de la inmanencia. Cómo no va a ser mi personaje favorito el que está del lado de lo que pasó, el enamorado del azar, el que a la fatalidad se monta, el que se acopla a la fuerza de las cosas y acoplarse es a la vez apropiarse. El que está del lado que estamos todos: la isla.

6.
Bueno, efectivamente el tema daba para irse por las ramas. Todos estos eran ejemplos de que la lucidez y el conocimiento en Lost no están dichos: están en acto.
La sofisticación intelectual está en la producción y no ostentada en el producto. ¿Será así como el arte y el pensamiento pueden circular como cultura de masas? Luego, por supuesto, habrá un abanico de recepciones. Aunque decir recepciones evidencia en quien habla fatiga observacional.
Uno supone recepción pero lo que hay es, al menos, una recepción excedida. Hay un plus. ¿Cómo pensamos si no los millones de foros internéticos donde se discuten hipótesis sobre la misteriosa trama? ¿No son acaso gigantescos contenedores de imaginación? ¿Cómo pensamos este ensayo, puta digo? Sobre todo si pensamos que el pensamiento no es un juguete que podemos poner en cualquier lado, sino un modo de engordar lazos ya existentes con el mundo.

7.
Y ese plus nos lleva nuevamente a la nueva vida de la televisión.
Las telenovelas clásicas, no sólo las de la tarde sino también Gasoleros y su cada vez más bellamente berreta prole, enganchaban por darle a la gente lo que quería, porque sucedía siempre lo esperado, por cumplir su dirección obvia, su destino plantado el primer capítulo. Podía al final no haber felicidad ni perdices, tragedia, pero el punto en tensión estaba claro de arranque. En cambio Lost engancha por sorprender, por exceder lo esperable. Incluso formatos ya más veteranos de series de misterio, y pido disculpas a Romero porque pienso en Twin Peaks, tenían un punto a develar, una tapa oscura de misterio. Ese misterio podía repartir sucursales, ir develándose en pasos que renovaban su misteriosidad, pero siempre emanaba, el misterio, de la misma fuente.
Lost ha logrado instaurar el misterio de cuál es el misterio detrás de tantos misterios. Y ha logrado algo más. Lost, que como dijimos (“dijimos” porque leerlo es decirlo por dentro) logró hacer pasar problemas del mundo por su isla imaginaria, y situaciones de su isla imaginaria por millones de vidas en el mundo, Lost, que ha dado un escenario para las emociones, combinó todo esto con un gigantesco manto de sombra rico para especular. ¿Desde cuándo un programa de televisión hace hablar a la gente entre sí? ¿Desde cuándo la televisión puede nutrir la imaginación, la fabricación e interrelación de hipótesis, su discusión en grupo, la dialéctica, es decir las facultades más propiamente humanas? ¿Dónde está la caja boba? Lost está a miles de kilómetros de la civilización de la caja boba, incluso de su crítica. Porque tampoco es que se ha hecho de la televisión un vehículo de cultura, un transmisor de la cultura como cosa; Lost, directamente, produce cultura.

Monday, August 27, 2007

Ensayos en Vivo, sexta invitación

Queridos Amigos

Las cosas nunca se hacen en otro lado. ¿O no está toda la intensidad posible en el mundo siempre en el lugar llamado acá? La verdad, compañeros, es un sentimiento maravilloso.

Este jueves hay Ensayos en Vivo. Actos verdaderos: creación, no reacción. Y hacerse cargo.

Así viene:

- Niñez, ¿cobardía de masas? (Alonso “iba a ser versus pero transó con” Lypszic)

- Lost, el acierto ontológico. Murió la caja boba y la literatura no se hace la tonta (licuado de Romero y Valle)

- Plus: dos violas y un saxo de los Galenos del Gólgota cohesionan la trama de la noche.

El archipiélago se hace continente, camaradas; allí la estética es cortesía y hay conversión de tristeza en alegría.

Si quieren venir, por favor no dejen de hacerlo.
Jueves 30
20:30 se regalan bocados y comparte cerveza; tipo 21 arrancan los huevos
CC Pachamama, Psje Argañaraz 22
Gratis. O mejor, traer crédito de escucha.

Friday, July 20, 2007

Quinta Juntada: invitación

Por una vigilia a cada momento de nuestra genuinidad. Por un hedonismo que cueste trabajo. Porque el arte es un heroico esfuerzo de la parte más sana del alma. Ensayos en Vivo, quinta Juntada:

Crítica al desierto y distinción de soledades (Diego Sztulwark)

Esclavos del proyecto personal: es necesario pensar el presente (Pablo Hupert)

Ensayos mínimos (Alonso, Gáspari, Lipszyc, Pezzola, Suárez, Valle)

Plus: el acústico de los Galenos del Gólgota. Todo con la presentación del Oscuro Fernando Aíta, poeta prudente si los hay.

Este jueves 19 en el CC Pachamama: Psje Argañaraz 22, e/Israel y Lavalleja (a 150mts de Lavalleja y Córdoba). 20:30 panecillos de regalo, 21:30 los ensayos. La entrada cuesta pero los invitamos a todos. Ensayos en vivo: no trabajamos para la comunidad, intentamos hacerla.

Con cariño,
AjV

Friday, July 13, 2007

Macrismo Estéreo

El mismo amarillo
La belleza tiene nombre: Juan Román Riquelme. Con esa belleza Boca ganó la Libertadores. River, mientras tanto, es el lugar de un episodio futuro: el recital regreso de Soda Estéreo. Recitales, mejor dicho. Cómo no, por qué no, si mal no se llevan y se lo piden todos: el mundo tira para allá. Como cuando el mundo hizo de Soda Stereo el nombre del apellido MTV, o como cuando hizo de Gustavo Cerati un modelo publicitario. El mundo, qué es el mundo, siempre algo distinto, lo que está hecho, lo que hacemos; el mundo es una coartada infinita. El mundo es la empresa ex argentina Quilmes queriendo estratégicamente despegarse del fútbol y, como táctica para lograrlo, empapándose de Cerati; del otro lado de ese encuentro, el mundo es una carrera musical transformándose en el argumento que valoriza la imagen del músico para el mercado publicitario (lo que lo lleva de músico con imagen a modelo del rubro musical). ¿Qué sabor tiene ese encuentro? ¿Orientado por qué fuerzas del mundo, y qué tipo mundo conforma?
Soda Stereo, en sus carteles callejeros, asegura felicidad: un breve texto convoca al recital sobre un fondo amarillo, un fondo que es todo el cartel, porque el cartel es una de esas típicas caras redondas sonrientes yankis. Ese amarillo es igual a otro cartel, tan el mismo amarillo que puestos al lado se confunden: el de los que dicen “Gracias. Pro”.
El mismo amarillo, la misma alegría. Macri es a la política lo que Soda Stéreo al rock: el dominio de las fuerzas bajas del mundo. Los moviliza el mismo motor ontológico.

El eficientismo
¿De qué sabor es el encuentro entre los porteños y Macri. ¿De belleza? ¿Qué vende Macri? ¿Qué de los habitantes de esta ciudad se encuentra con Macri (que también se presenta como imagen, a diferencia de Román que es la sistemática realización de una práctica)?
Macri vende un estilo de vida, escuché decir hace poco a una terapeuta de linaje posmo progresista. El estilo de llegar puntual y olor a desinfectante nuevo en los hospitales. El estilo racionalista que llevó a Boca a la cima del mundo. El eficientismo, eficientismo engalanado de marketing joven. Pero ya en su primer discurso tras la contundente victoria en primera vuelta, mostró más: “Vamos a resolver los problemas de los vecinos (resáltese vecinos), el problema de la inseguridad (¿así en general, inseguridad, se quedan sin laburo los terapeutas?), el problema de los hospitales deficientes, el problema de las casas tomadas...”. El problema que ve son las casas tomadas, no el déficit habitacional: lo ve desde su consolidada casa. Allí revela su perspectiva; eso también vende Macri, una toma de partido. Lejos del tercer lugar neutral entre los actores sociales que el Estado teoriza sobre sí mismo, Macri propone un lugar parcial desde donde ver lo que sucede en el espacio público.

Éxito o criterios
Lo que llega a ser más peligroso son las mayorías. Hoy constituye mayoría el argumento de que Macri va a hacer cosas. La ciudad para él es lo que era Boca en el 96: un árbol medio podrido que, si optimiza su funcionamiento, en cuatro u ocho años le dará frutos para mostrar y reclamar así ir el premio más gordo, el bosque todo. Le conviene, ergo, que su gestión dé resultados tangibles y, como Soda Estéreo, felicidad a la gente. En cambio la gestión Filmus, desde la conveniencia del Gobierno Nacional, probablemente se ocupe más de “fortalecer la organización política del Frente Para al Victoria” que de darle a los porteños lo que quieren. Total Kirchner ya tiene y tendrá también frutos de otros lados.
Un viejo militante izquierdista decía hace poco: “No lo voto por principios, pero que va a hacer cosas, va a hacer cosas”. Por principios: el progresismo ha extraviado la dimensión de los resultados. No dejó en ese campo ni un peón. La eficiencia es de derecha. Por eso, como dice Alejandro Rozitchner (intelectual no se diría orgánico, sino mediático, del Pro), “Macri es el tabú del progresismo porteño”.
Macri va a hacer cosas, muchas más que las que hubiera hecho Filmus: demos eso por sentado. Ahora bien, ¿cómo las hará? ¿Con qué criterios? El eficientismo se presenta como la pura gestión racional de la cosa pública. Lo cual implica olvidar la posibilidad del conflicto, el cruce de intereses, etcétera. ¿Desde la emoción de quién decidirá en los momentos de duda? La ciudad va a cambiar más en manos de Macri que lo que hubiera cambiado en otras.
Temo. Porque por algo aparenta suponer inexistente el constante choque de poderes y resistencias en la marea social. Marea en la cual casi todas las cosas parecen haber salido mal en los últimos, ¿cuánto, cincuenta años?, marea de donde Macri emerge, legitimado por el éxito social de la clase empresaria, incluso aunque hijo de lo más antisocial de dicha clase. Que el Estado ya no existe, che, y Mauricio llevó a Boca del infierno al cielo.

Valores intangibles
Boca, en efecto, cambió mucho con Macri. Bastante súbitamente, ir al baño en la Bombonera perdió su carácter aventurero. La cancha se volvió un espacio previsible. Se recogió la tradición estadounidense de las porristas. Ganamos todo, aunque sufriendo cuando nuestros hombres más hermosos -Riquelme, Tévez, Bianchi- se quejaran por maltratos de Mauricio. Boca pasó de ser el paradigma de club popular de deporte folcórico a una exitosa marca internacional. Instituyó un sello oficial para los productos y persiguió todo objeto azul y oro no oficial: atacó el surgimiento inmanente de esos colores. Ganamos todo, hizo muchas cosas, pero con qué criterio, con qué idea de Boca. Lo dijo, repetidas veces, convencidísimo, y no lo hizo porque no pudo: Macri quería abandonar la Bombonera y que Boca y River compartieran un moderno estadio único.
La alegría por los éxitos de Boca se ensombrece por la alteración que su ser sufrió en el proceso. ¿O acaso lo que lo hace a uno ser hincha de su equipo son los títulos?
Ese deseo macrista, esa forma de ver a Boca, al fútbol, revela el sentido desde el que piensa sus actos, revela su escala de prioridades en la concepción del encuentro social. En el eficientismo, la lógica de la gestión se impone por sobre el valor inmanente de lo gestionado, por sobre la belleza intrínseca de las cosas, que es la que nos hace amarlas.

Estado del cuerpo colectivo
Temo. Porque Boca tiene mucho más poder de resistencia que Buenos Aires (y temo por los porristas callejeros que endulzan el aire urbano). ¿Cuál será el “estadio único” en la gestión de la ciudad, qué mejoramiento horroroso? ¿Encerrar las villas con murallas? Eso pondría a la ciudad a la moda mundial. Macri sabe que no sólo cayó el muro, sino que cayó el mundo emergido de dicha caída, y ahora los muros son modernos; Macri sabe cuál es el pasado, por eso supo que decir que los noventas son pasado ya es el pasado y resultó indemne a esa crítica.
Insisto, desde un temor que siento en el cuerpo: ¿Cuál es la lógica de sentido o de sinsentido que deriva en el macrismo? Deriva, digo, porque ya existía: el progresismo venía realizando tareas de derechas, como la prohibición a vender alcohol en los kioscos, que limpió las esquinas de grupos de amigos, o como el enrejamiento de las plazas, donde ya no se puede entrar de noche. La tendencia restrictiva en el espacio público fue, en esta elección, nada más que blanqueada. Los ánimos colectivos asumieron su presente orientación derechista. ¿Qué se dice al decir “derechista”? Si en los noventa la sociedad sintió (“la sociedad sintió” como gigantesco cúmulo de sentires interactuantes) que el Estado por ineficiente debía retirarse de grandes áreas de la vida social y crecer la gestión privada, hoy se decide que incluso aquello que queda de Estado debe ser gestionado desde la perspectiva privada. La sociedad está encontrada con sus impotencias.

Tuesday, May 29, 2007

Quarta Juntada de Ensayos en Vivo

El punto de partida, compañeros, es un punto sensible. Todos estamos atravesados por algo mejor que nosotros; perseguir esa luz es el ensayo y lo que le da sentido es el encuentro.

Humilde y ambiciosamente, este jueves habrá:

Microensayo sobre amigos y enemigos del hombre, la lógica de las plagas y la soledad contemporánea. (Valle)

Dossier o ensayo colectivo sobre el cannabis: nadie lo pensará por nosotros. (Gáspari, Pezzola, Suárez, Valle, Aíta, Alonso)

Plus: El teatro absurdo de Nacho Madrid

Jueves 31 de Mayo, 20:30 bocados, 21:30 palabras (poquita impuntualidad).
CC Pachamama, Psje Argañaraz 22 (e/ Israel y Lavalleja, a 150 mts de Lavalleja y Córdoba). La entrada es gratis y la cerveza cuesta menos de lo que vale.

Este es un año de elecciones; desperdiciemos la vida con amor.

Sunday, April 22, 2007

Invitación

La virtud es alegría, compañeros. También lo es la cerveza, y el querer.

Tercera juntada de ensayos en vivo.

Ensayos porque siempre sin certezas saltamos y en el Pachamama un rato volamos.
Juntada porque nosotros es el nombre de la fiesta.
En vivo porque el pensamiento está en el cuerpo mucho más que en ningún corpus.

Aíta Fernando practicará pedagogía organizacional
Pezzola Andrés hará de los setenta hamburguesas y de los noventa empanadas

Suárez Patricio Diego distinguirá dos absurdos, en serio
Levín Federico descubrirá el enorme sentido que anida en los huevos de codorniz
Valle Agustín Jerónimo plantará las bases del ciclismo como pensamiento urbano

Jueves 26, 20:30 en el CC Pachamama, Pje. Argañaraz entre Israel y Lavalleja (a 10 mts de Pringles y a 150 de Córdoba y Lavalleja). Sin plata de por medio.

Que se entere todo potencial interesado. Por favor, difúndase: no sabemos cuánto vamos a aguantar.

Tuesday, April 17, 2007

Había tres cosas

1.
La borrachera extrema como la reunión, en un brevísimo plazo, del mayor jolgorio y de un malestar tan hondo que no deja salir; y la resaca como el desafío filosófico de encarar la nada (después de tamaña intensidad todo es nada) con recursos mínimos -hay que embocar el tiro para que el mundo, arrasado, esté a nuestros pies de sentido.

2.

Los vidrios están sucios; la mugre se nota más cuando hace visible algo transparente que cuando oscurece el color de algo coloro (protagonista en vez de condimento).
La mugre en el vidrio delata la forma de la multitud de gotas que allí hubo; en su momento, el polvo se pegó al agua y la sobrevivió. Arqueología de la lluvia veo, en vez de afuera.

Con papel de diario (con diario) hago el movimiento de limpieza, Señor Miyagui. Sabido es que la suciedad nunca desaparece, sino que se traslada; limpiar es ensuciar otra cosa, y la higiene es la correcta ubicación de la mugre.
Las huellas redonditas desaparecen, suplantándolas ahora rayones que lo que atestiguan es mi movimiento danielsanístico. No sé si está limpio, pero está limpiado. El polvo es el mismo pero su organización la dio el humano.

3.

Lo jodido de la neura es que el trabajo para desactivar la tensión es muy estresante. Agotado de relajarse queda uno.

Wednesday, March 28, 2007

La dicha de la cara

Otra de las virtudes de andar en bici es la cara de orto propia del ciclista. Ceño fruncido, ojos esforzadamente entrecerrados, cara no tan de orto como de dificultad, de clima adverso. Es que el aire viene cargado, de humo, de las diferentes basuras y múltiples desprendimientos de los árboles que son violentados hacia uno por el viento, provocando la patente cara.

"Las cosas que se sienten por estar andando en bici": La bici es llave que abre un campo sensorial. Dichas cosas –¿fenomenología ciclística?- son mucho más variadas que las que el ciclista se pierde por no andar en auto, y más ricas, porque vienen indeterminadas, no anticipadas por un botón luminoso que las define y las regula a piacere.

Esa cara de andar en bici es la cara del roce con lo real; si la dicha no se nota es simplemente porque no siempre es una cosa alegre.

Tuesday, March 20, 2007

Rial dice Rial

Rial dice: voy a entrar a la casa. Rial, por cierto, para cumplir con la digresión de rigor que corresponde a toda segunda frase, encarna también una oscura destreza televisiva, la de hacer convivir la estupidez extrema con una aguda inteligencia.

Rial dice: “Gran Hermano, ¿puedo entrar a la casa? Voy a entrar a la casa”. Pero a diferencia de lo que el televidente de a pie pensaría inevitablemente, Rial no entra a la casa por una puerta, no: entra a través de un televisor. Los “chicos” en un living se disponen alrededor del aparato, donde aparece la imagen de Rial con sonido y todo. También él existe en tanto está en la pantalla.
Esa irrupción de Rial, o mejor, ese modo de la presencia, iguala a los recluidos en la casa con nosotros, la gente: ambos somos visitados televisivamente. En ese sentido cuando dice “voy a entrar” no pifia, porque ese es su modo de ser, el televisivo. No es que va a entrar una imagen de él, porque eso es él; la distinción supondría un refugio subjetivo genuino encarnado en el cuerpo. Pero Rial ha fabricado a Rial.
Rial incluso ve ese desdoble: cuando habla con “los chicos” puede ver el televisor que ellos ven donde está su imagen, Rial. En toda la escena, la palabra “Rial” designa a eso: la imagen de Rial. ¿Por qué no otorgarle su legítima propiedad de la primera persona? Lo que tiene poder verbal de “yo” de Rial es eso que entra a “la” casa y a las casas en un televisor. Inmolándose en su imagen, Jorge Rial cumple con los requisitos del lugar que ocupa.

[Párrafo dudoso: "Los chicos están en una especie de bisagra donde algo todo lo que de ellos se había constituido en relaciones interpersonales, de relaciones con otros, sirve ahora de carreta indispensable hacia el régimen que los hará existir, y los sostendrá, en una relación de mismidad, de elemento inerte dispuesto a la mirada, es decir, de existencia en desrelación. Esos bombones que creen que arman un gran cacao, han ganado reputación pero son muñecos vudú de esta sociedad-especáculo. Anhelan el momento de adhesión (literalmente adhesión: pasan a la bidimensionalidad) a esa faz de ellos que logre circular como imagen, sostenida en las miradas que congrega".]

Wednesday, March 07, 2007

Ensayos en vivo

Queridos amigos: la franela no es como la gamuza.

Y el jueves ocho hacemos ensayos en vivo nuevamente. Rara expresión, "de nuevo": designa la repetición reconociendo cuánto ciertas regularidades están condenadas a la novedad.

Esta vez,
Fernando Aíta advertirá sobre la evolución de las prácticas ortivas desde la crisis económica.
Sebastián Alonso necesita escudriñar los discursos mediático-mercantiles destinos a los padres flamantes.
Andrés Pezzola ensayará una relación entre la mediósfera, lo percibible y el sentido común.
Yo recordaré a un enano genial para pensar la modelización del rock.

No perdiendo nunca la pasión, porque la pasión es el único vínculo que tenemos con la verdad.

Jueves 8, 20:30, en el Pachamama: Psje Argañaraz 22, e/ Lavalleja e Israel (a 150 mts de Lavalleja y Córdoba).
Ensayos en vivo: ésta es la primera vez que sucede por segunda vez.

Cariños,
Agustín

PD: para quienes no recibieron la invitación a la primera (y repentinísima) juntada:
La idea es agregarle nuestra virtud específica al hecho ya virtuoso de juntarse a tomar una cerveza. Irán rotando quienes lleven ideas que vienen pensando, escribiendo, para compartirlas Compartirlas: salir del fragmento y presentarlas con la emotividad que las genera y la forma que propongan. Que haya público y que cada uno del público pueda devenir en interlocutor, si algo arma conversación, y también exponedor, si el espacio le dispara ganas de afinar sus ideas y compartirlas.
Ensayos en vivo. Ganamos seguro

Thursday, February 22, 2007

Los puntos

El agua me llega al ombligo y veo mis pies en detalle. También el fondo, manto arenoso ondulado (como un techo de zinc cuyas lomas y canaletas zigzaguean relajadas por el trópico). Distintas piedritas y pedazos de caracol se mueven en el lecho, delatando las corrientes.

Entre la superficie y el suelo marino hay una profusión de puntos brillantes. ¿Será sal esta miríada de puntos que parecen brillantina o purpurina plateada; serán pedacitos de caracol triturado en vías de hacerse arena? Es como una gigantesca red tridimensional de puntos muy cercanos entre sí, sumergida en la gran masa líquida que aplasta la costa. La red danza siguiendo las oleadas: su destino, el de cada punto, es solidario con el del agua que la contiene.

Son sólidos los puntos, eso seguro. En rigor, forman parte de la densidad del mar tomado como cuerpo. Las fuerzas que presionan el mar (el peso del aire, la dureza del suelo, los movimientos de sus habitantes permanentes y los visitantes, etcétera), encuentran una resistencia que incluye esa red de puntos misteriosos. Por eso, siguiendo en rigor, suplantar “el mar” por “el agua” incurre en empobrecimiento, reducción, pérdida, discriminación, ceguera, desidia, irresponsabilidad.

El brillo de estos puntos (se diría que iluminan) es el mismo brillo, apenas más lejano de la fuente de origen, que el molesto reflejo del sol en la superficie. Y tan chiquitos son estos puntos que la potencia de su propio brillo los oculta.

La transparencia

Y tan chiquitos son, que no entorpecen para nada la visibilidad de mis pies, el fondo. Se puede nadar tranquilamente, con los ojos cerrados, habiendo ya visto libre de interrupciones el espacio donde trasladaremos nuestro cuerpo de modo tan inhabitual. La transparencia del mar –su preponderancia acuosa, al fin- no es sólo un valor estético, sino ante todo práctico.

Me adentro bastante más allá de donde dejo de hacer pie, el fondo estará a cuatro o cinco metros, absolutamente visible. Me sumerjo y bajo el agua hay otras reglas. Los parámetros de la percepción se trastocan; también las leyes del movimiento: se puede nadar con los brazos junto al cuerpo -como suprimiéndolos- y las piernas juntas, haciendo ondas con el cuerpo que terminen en impulsos como de pez.

Saturday, February 17, 2007

Monday, February 12, 2007

La intuición y su universo

A cada emoción, una personalidad.

La intuición ya es algo lindo: un saltito de la inteligencia. Aunque quizá se vincule más con el verbo saltear que con el sustantivo salto. Como un fruto inadvertido que cae súbitamente a nuestras manos, la intuición nos presenta algo que era inalcanzable con los recursos (saberes, métodos) que teníamos en el momento en que acaeció. De repente, una figura o perspectiva nueva nos toma por sorpresa.
La intuición, forma perceptiva del pensar, consiste en una repentina vista clara de una imagen. Se accede al saber que se accede sin recorrer los pasos lógicos de pensamiento que, en principio subyacentemente, le rodean, le son suelo, o, más simplemente, lo posibilitan.

Preguntarse por el universo conceptual de la intuición es también un pensar; es, justamente, el camino de conocimiento de esos pasos de pensamiento que se dieron a escondidas, que en el juego mental funcionaron pero de manera invisible, o de las nociones que la intuición se da, ad hoc, como sustento.
Dicho de otro modo, si la intuición es un modo de pensar, a su vez habilita otro, que consiste en preguntarse qué ideas están implicadas en una intuición. Aunque este no es un caso del romanticismo de la pregunta; en rigor se trata de responder, pero no como conclusión sino como proceso: lo que se puede pensar cuando se sigue la pista de un interrogante. Aquí, qué forma de pensamiento está contenida en el universo ontológico de una intuición -aunque, estrictamente, la intuición sea de su universo y no el universo de la intuición.

Reconocer la forma conceptual de una imagen intuida y sus correspondientes ideas solidarias o precisadas (que son su entorno), es admitir que cada pensamiento, cada idea que precisó nacer, tomada en serio contiene o es ella misma una manera específica de pensar. Cada idea es un posicionamiento único; si vemos con sumo cuidado dónde posa su mirada, podemos adivinar, luego pensando, la postura exacta del cuerpo.

Publicado (¡lo recuerdo!) en Campo Grupal

Monday, January 01, 2007

Petróleo en todos lados

Algo en Cromañón pasó inadvertido;
uno de los carriles históricos de los que la tragedia fue una parada; una de las fuerzas del mundo que confluyó en tanta muerte joven junta.

¿Qué era allí la media sombra? No en cuanto a su función, ni a la responsabilidad sobre su presencia. Más bien, pensada la situación en su plano material; pensado Cromañón como una reunión específica de sustancias. Las procedencias de dichas sustancias cartografían los puntos del planeta que, vía sus derivados, tienen presencia en la situación. ¿Cómo llega una media sombra a ser parte de un lugar “recuperado para el rock”?

Son notables los procesos de combustión.
Nos parecen comunes por puro hábito, pero ¿qué sujeto de a pie puede explicar cómo un sólido se hace fuego (digresión: ¿el fuego es materia o energía? Ocupa lugar, pero si es materia, ¿en qué estado?) y del fuego se hace humo? Además lo que llamamos fuego es toda una familia de tipos de fuego, según material incinerado (y condiciones climáticas). El humo de Cromañón fue relatado como especialmente negro, denso, vomitivo, sádico.

Petróleo quemándose: ¿cuántas historias de la historia humana lo tendrán como imagen clave en su derrotero? Cromañón es una de ellas. El rock argentino tiene al petróleo procesado quemándose como una de sus postales ineludibles; al mismo tiempo Cromañón es un incidente de la sociedad petrolera. Y que la situación rockera se materialice según la disposición de la industria petrolera, de la economía petrolera, muestra cuánto los nichos tribales, los submundos, etcétera, están a veces amarradas a su época por manijas que no ven.

El peligro de la pirotecnia ya se sabía, también en de la corrupción y el de la desidia y de la estupidez. Ahora vimos el peligro de la media sombra: lo lleva en su esencia y la conecta con la horca de Saddam Hussein y –por decir- con las biromes.


PD: lo que tangencialmente me lleva a pensar: ¿está escrita la historia del agua? Del sedentarismo hidrofílico a la guerra Israel – Líbano, pasando por las etiquetas que Aguas Argentinas pega en los baños de los bares para instar a consumir menos agua, y es obvio que alguna historia hay si una empresa de ese tamaño invierte para que sus clientes consuman menos.

Mata moscas y mosquitos

Escrito para y leido en la Primera Juntada de Ensayos en Vivo

Una invasión de mosquitos es terrible, abrumadora.
Se desparraman por la ciudad como agua en el piso. Uno los mata, es verdad, y matarlos es lindo. Pero son tan chiquitos, ni el más mínimo chillido se oye, mueren en silencio (en el plano sonoro no mueren); es más ruidoso rascarse. Entonces si bien es darle muerte a un ser, el sufrimiento que percibimos causar no se equipara al recibido, nuestra molestia constante no sacía su venganza frente a la inmortalidad de la especie enemiga.
¿Cuánto odio pueden generar los mosquitos? Podríamos armar un concurso competitivo para ver quién les tiene más odio, habría al menos tantos concursantes como gente que se cree blanco predilecto de picaduras; si encontráramos la manera de medirlo con rigor, nos llenamos de plata.

Los mosquitos son fundamentales en la historia humana.
Son fundamentales en la historia humana, los mosquitos, porque son una prueba, la demostración más irrebatible de la inexistencia de Dios.
En un mismo cosmos, si uno lo piensa, o uno u otros, por lógica. En su infinita reincidencia, en su insignificante daño, en su ineludible molestia, y mucho más que las espectaculares guerras y hambre (calamidades divinas), los mosquitos niegan la existencia celestial.

Los mosquitos tienen, además, una relación compleja con las moscas.
No tanto porque en su vida cotidiana tengan vínculos directos; más bien me refiero a la relación que tienen lo que en el mundo humano se llama mosca y lo que se llama mosquito.
Como enemigo suele agrupárselos. Raid: mata moscas y mosquitos. Los deja bien muertos. Sucumben frente a la misma sustancia, sí, pero en cambio en el mano a cuerpo las moscas son cien veces más diestras.
Sin embargo ambos insectos tienen una diferencia mayor; un punto donde sus existencias se bifurcan en caminos negativos, simétricamente opuestos.
Veamos. Un plato de sopa donde se posa una mosca, aunque sea un instante, sería desechado por una gran cantidad de gente. Mucha más, asumo, que la que tiraría una sopa tocada por un mosquito.
Es que las moscas dan asco por frecuentar nuestros excrementos. En cambio los mosquitos acuden a nuestra sangre, parientes vulgares del gran Conde (ese que, por su parte, demostró que la vida eterna sólo es posible si uno está eximido de reflejarse en los espejos). Una sopa manchadita en sangre, vaya y pase, pero en heces, mejor ayuno.

Excrementos y sangre: en realidad ni moscas ni mosquitos quieren la sopa. Ambos explotan nuestro aparato digestivo; su proceso de nutrimento es un sistema que abarca varios cuerpos, varias especies.
Unos van por lo que nuestro cuerpo discrimina negativamente, por todo lo que nos sacamos de encima escabrosamente. Los otros, por lo que nuestro cuerpo selecciona, por la síntesis más fecunda los alimentos; nuestra riqueza básica y lograda, tesoro vital, que de tanto en tanto se desparrama en nuestras palmas cuando aplastamos un mosquito recién comido, con nuestra sangre aún no transformada en la suya, sino hinchándole el estómago como bombita de agua –y, aún así, mueren sin ruido.